He visto un gato. Entre la enredada maraña de hojarasca seca, junto a la ribera, un gato me observa. El rio, apacible, cruza la ciudad. Aun lo recuerdo, impetuoso y soberbio arrancando todo a su paso hace muchos muchos años, pero hoy está tranquilo. El ruido de la gente se refleja contra el muro y solo unos pocos se adentran por esa vereda. Temprano. En la mañana.
El gato escondido refleja en su mirada el miedo y el rencor de toda su existencia de proscrito.
!Desconfia!
Y a pesar de mi llamada teme acercarse.
Y me observa.
Fuego en su mirada, me observa fijamente. Diríase que sopesa quien soy y lo que quiero.
Al poco, junto a el, veo una gata que dormita placidamente.
Y me alejo, despacio, para no perturbar su descanso.
Queda tranquilo, GATO.
Bonita foto lo mismo que bonito relato Un besazo
ResponderEliminarNo me extraña nada el recelo del minino porque en los últimos tiempos estamos los humanos como para fiarse de nosotros. Inteligente gato, casi parece un lince por la preciosa capa que luce. Gracias Ruska por dejarnos este garabato. Un beso.
ResponderEliminarMe ha gustado el texto. Me ha recordado en la forma de escribir y el vocabulario a algunos clásicos españoles.
ResponderEliminarMuchas gracias por tan gran halago Abisal. Un placer verte por aqui.. besos
EliminarEs un ejemplar bellísimo. Pobres los gatos abandonados.
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