lunes, 1 de noviembre de 2010

CALDEA.Un centro termolúdico y algo más

Ains, que bien se está cuando se está bien ! !Que perogrullada acabo de soltar!, pero es que, señores, el Spa de Caldea es una pasada y lo es en cuanto que  permite olvidarse de todo y relajarse. No es solo que el agua sea termal y posea múltiples propiedades,  o que sea inmenso en espacio y en tratamientos para recibir. Es, que un@, cuando se sumerge (nunca mejor dicho) allí, pierde la noción del tiempo.
Me planteo que no es muy diferente al Spa que tenemos en Costa Meloneras, al sur de Gran Canaria, Como mucho, que el agua no es termal. Eso es una lastima. Los precios, similares. La atención, quizá, un poco más personalizada en Caldea, por aquello que en el espacio Wellness hay una señorita que te enseña las instalaciones y te recibe muy amablemente.



3 horas de baños 32 € y sumale luego todo lo que te imagines en el espacio Wellness (Pero eso si, soltando dinero con cada masaje que añades).
Sales nuev@,  aunque me gustaría pensar que algún día, una limpieza de cutis podrá ser algo mas que un suplicio, en el que te debates con la idea de si los "granos y puntos negros" que la señorita ve tan alegre y grandiosamente, no son mas que parte de su imaginación y que por tanto no deberías  estar a punto de perder el tabique nasal en el intento de hacerlos desaparecer.  Apartado "Tratamientos", apartado: "Tratamiento de higiene facial personalizado Especial para ella" al precio módico de: 75€ por 75 minutos.  Todavia me la toco (la nariz, no sean mal pensados..) De tanto estrujar aquello parecía, a la salida de la tortura,  la porra roja del reno borracho de Santa Claus. Y posteriormente, se me peló toda la nariz. Del otro masaje no me acuerdo el nombre pero era algo parecido a un   "drenaje linfatico" de piernas, y fue un placer, excepto el pudor propio que una tiene al ponerse un tanga cuasi inexistente,  que no le tapaba nada de nada y la verguenza de dejarse toquitear por una señorita.

Animense, y vayan a Andorra y a su Spa.. Seguro que volveran nuevecitos. Y me lo agradecerán.

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